Hijo de María Edilma Torres y Jesús María Restrepo había nacido y vivía en el Corregimiento de El Aro en Ituango. Tenía un temperamento dulce y calmado, resultado de la convivencia en una familia unida y querida. Como la mayoría de los niños de su pueblo se graduó de 5° de primaria y sus opciones de estudio terminaron porque la Institución educativa tenía solo hasta ese grado escolar. Seguir estudios implicaba ir a la zona urbana de Ituango y eso representaba costos imposibles de asumir para la familia. Ante esa realidad Wilmar se dedicó a lo que a él le gustaba desde muy pequeño: la agricultura.
En eso estaba ocupado el 23 de octubre de 1997 a los 13 años de edad -recogiendo fríjol con el señor Alberto Correa en la finca Mundo Nuevo- cuando ingresaron los paramilitares de las AUC actuando con la connivencia del Ejército Nacional, destruyendo todo a su pasó y dejando una estela de muerte. Al niño Wilmar y al señor Alberto los ejecutaron allí mismo, antes de seguir el camino hacia El Aro en donde continuarían su criminal acción contra una población totalmente indefensa.
Por estos hechos el Grupo Interdisciplinario GIDH presentó una denuncia el 3 de marzo de 2000 contra el Estado de Colombia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para se le declarara responsable por múltiples violaciones a los derechos humanos.
El 1° de julio de 2006 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó Sentencia de fondo, reparaciones y costas, en el Caso acumulado con el nombre Masacres de Ituango (que incluye la masacre de La Granja y la masacre de El Aro) declarando al Estado de Colombia responsable por la muerte de Wilmar de Jesús Restrepo Torres y otras 18 víctimas.